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Es una santa frecuentemente invocada en la piedad cristiana. Según la tradición estuvo prometida a un joven llamado Valeriano. Convertido por su amor al cristianismo, ambos se negaron al sacrificio a los dioses y fueron condenados juntos a la muerte
La tradición dice que fue arrojada a una bañera con agua hirviendo y que salió ilesa. El verdugo quiso cortar su cabeza por tres veces, pero no lo consiguió. Herida de muerte, vivió tres días más entonando salmos e himnos al creador.
De ahí la tradición de considerar a la santa protectora y animadora de los músicos y cantores, especialmente de los promotores de la música religiosa. En el año 821 sus restos fueron enterrados en una cripta en la basílica de Santa Cecilia, en Roma.
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